La situación del ejército era compleja. Éste había respaldado el acceso de Hitler al poder en buena medida porque éste les había prometido que a los camisas pardas de las SA no se les permitiría competir con el ejército para el título de brazo armado del Reich. Los nuevos regimientos de las SS estaban haciendo precisamente eso; no obstante, Hitler había obligado a todas las fuerzas armadas a realizar un juramento de lealtad personal para su persona, y esto mantenía contenidos buena parte de los ánimos de conspiración. Era más fácil vender a los regimientos SS como “soldados del asfalto”, muy bonitos en los desfiles pero simples aficionados, que no darían la talla si alguna vez entraban en combate.
Las unidades de las Waffen SS que tuvieron su bautismo de fuego en Polonia fueron los regimientos Leibstandarte y Verfügungstruppen, bien encuadradas en unidades regulares del ejército, de las que eran subordinadas. A pesar de su tan publicitada instrucción con fuego real, las Waffen SS, en general, tuvieron una mediocre actuación y, proporcionalmente, sufrieron muchas bajas. Si el Alto Mando alemán hubiese tenido una estructura lógica, lo más seguro es que hubiera decidido disolver las formaciones Waffen SS y destinar sus soldados a las unidades del ejército, permitiendo aprovechar muchos de los ingentes recursos que en los proximos años absorverían las SS. En vez de esto, se elevó el status de los quebrantados regimientos y se reformaron hasta alcanzar el status divisionario, planteando incluso la formación de nuevas unidades.
Sorprendentemente, el Leibstandarte siguió siendo un simple regimiento de infantería motorizada reforzado, pero a partir del Totenkopfverbande se formó una nueva división, que fue llamada Totenkopf. Se formó otra división procedente de las fuerzas de policia del Reich: la Polizei. Esta última era la primera grieta visible de los primitivos criterios de reclutamiento; pero pronto iban a seguir otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario