1 abr 2007

Waffen-SS (7)

Granaderos de una división panzer en el frente del este, alrededor del invierno de 1944. Nótese el fusil de asalto que lleva el soldado en primer plano: se trata de un StG 44 (Sturmgewehr) antecesor del que llegará a ser el arma más producida de la historia: el AK 47, o Kalashnikov ruso, con más de 100 millones de unidades y 62 años de antigüedad. El parecido entre ambas armas es asombroso. El Kalashnikov se utiliza hoy en 55 países.
Hacia la mitad de 1941, los efectivos totales de las Waffen SS eran de seis divisiones, la mayoría formadas por alemanes. Un año más tarde, tras las espantosas batallas del frente del Este, se habían ganado sobradamente sus galones. Todas habían tenido muchas bajas y las Leibstandarte, Das Reich, Totenkopf y Wiking fueron retiradas del frente para reequiparlas con las armas más modernas y reponer sus bajas. Se formaron otras, con los números 1, 2, 3, 5, 9, 10 y 12, con el status de divisiones panzer. Formaban una fuerza de choque de élite, con la que Manstein restableció el Frente Oriental durante la crisis de Stalingrado. Pero, para esta fecha, Hitler ya había tomado la decisión de formar más unidades similares.

Las siguientes divisiones SS alemanas fueron la Hohenstaufen y la Frundsberg, seguidas por la Hitler Jugend (“Juventudes Hitlerianas”), una de las más terroríficas unidades de combate de la guerra: fue reclutada de entre los jóvenes nazis convencidos de la generación de 1926, y su fiereza en el combate quedará sobradamente demostrada, a modo de epílogo final, en la batalla de Berlín.

La primera vez que las divisiones panzer Waffen SS se emplearon como un bloque homogéneo fue durante la soberbia contraofensiva de Manstein, que recuperó Jarkov en febrero-marzo de 1943. Desde entonces, Hitler empleó sus divisiones SS como una “brigada de bomberos” móvil y las movió sin descanso por el mapa de Europa. Las envió a Francia. Luego, de vuelta a Rusia. Combatieron en el norte de Italia. El “récord” lo estableció la más famosa de todas, la Leibstandarte, que hizo la lanzadera siete veces entre el Este y el Oeste, participando siempre en un ataque importante nada más llegar. Entre Kursk y el desembarco de Normandía, las divisiones Waffen SS estuvieron permanentemente en acción, cumpliendo sus misiones de emergencia estoicamente. Hitler, durante este tiempo, y gracias a su creciente desconfianza hacia los generales del ejército regular, llegó a tener un respeto exagerado por las cualidades militares de los generales de las SS: Dietrich, Steiner y Meyer.

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